Río Sil fuente de vida, de historias y desencuentros, frustraciones, alegrías y belleza. Ya los romanos explotaban sus recursos auriferos. Por las cristalinas aguas de los deshilos de alta montaña, las truchas multicolores, las anguilas, los peces y los cangrejos, se convirtieron en el botín mas preciado de nuestra villa. Durante generaciones, nos hemos llenado de razones, en aquel dicho, que se hizo popular en nuestra tierra. «El Miño lleva la fama y el Sil le da el agua» Los romanos, a pesar de haberlo intentado de forma denodada, nunca llegaron o encontrar el yacimiento de oro, tan solo, se limitaron a recoger las pepitas, entre las acendradas aguas de su cauce y los arenosos meandros del río Sil.
